Allí estaba. Solo. Con mis sueños destrozados. A la espera de mi única felicidad y a cuestas con mi despedazada esperanza. Ahora sí, el día había llegado; la solución acariciaba mi rostro. Ya faltaba poco, pero debía saber esperar. Tenía que permanecer entero. Abrí los ojos, al máximo, casi desencajando el semblante. No podía perderme un segundo, tenía que ver y sentir lo que tanto tiempo llevaba esperando. Estaba anhelante, incluso irreflexivo ante los hechos, pero sentía paz interior, una paz incomprensible, pensaba que nunca un epílogo hizo tanto por la vida de un hombre. Un condenado a muerte.
Doce meses atrás, a la terminación de mis tareas agrícolas, se desencadenaron una serie de acontecimientos que acabaron por marcar mi vida. Recuerdo que era sábado, día de paga. Con el cuerpo molido por el tremendo esfuerzo decidí irme a casa; la casa que los amos habían puesto a mi disposición; un cobertizo construido de láminas de chapa galvanizada, techo de cartón cubierto con paja, panojas de mazorca y cañas de carrizo. La noche caía y las sombras se mostraban amenazantes. Avivé el paso; mi mujer y mis tres hijos me esperaban.
Unos gritos me alertaron. Me sorprendí corriendo entre la semioscuridad. Temí lo peor. Cuando llegué a casa me encontré con un panorama dantesco. Mis hijos arrinconados e intimidados por un hombre que portaba una botella de licor en la mano. En el camastro, dos hombres vejaban y abusaban sexualmente de mi mujer. Me abalancé sobre ellos, sin pensarlo, y sin poder evitar que la afilada hoja de un cuchillo penetrara en mi vientre. Sentí la punzada, pero la ira y el odio acumulado anulaban el dolor. Me debatía en una feroz lucha hasta que algo contundente impactó en mi cabeza.
Las luces de una linterna cegaron mis ojos. Estaba en el suelo, desangrándome, cuando un policía comenzó a darme patadas, y a gritos, decía:
¡Levanta hijoputa!
¡A ver si tienes güevos de matarme a mí!
¡Cabrón de mierda!
Yo no sabía qué estaba intentando decirme ni por qué me hablaba en ese tono. Dos sanitarios entraron con una camilla, me colocaron en ella y entonces lo vi todo; mi mujer yacía muerta entre un charco de sangre con su rostro desfigurado por los golpes. Miré para el rincón y tres cuerpos pequeños andaban tirados por los suelos con sus gargantas abiertas de una parte a otra. Grité y lloré todo lo que podía, pero estaba débil; y me desmayé.
Después de 25 días en el hospital, con mi mirada, mi cabeza y mi alma extraviadas, pasé a una cárcel infesta. Había sido acusado de cuatro asesinatos. Se lo puse fácil a los jueces. Tenían a un acusado que no se defendía, por lo tanto, la sentencia estaba asegurada; pena de muerte. Cuando oí el veredicto de boca del magistrado, una sensación de alivio recorrió todo mi ser.
Hoy era el día de la ejecución. Por fin. Unos funcionarios entraron en la celda y me instaron a acompañarles. Utilizaron un tono jocoso, pero eso era lo que menos me importaba. A medida que avanzaba por aquel interminable pasillo mi memoria tomaba el protagonismo que durante meses había tenido oculto. Comencé a hablar sobre lo que pasó en realidad. Solicité la presencia de un abogado, del juez, del alcaide, de cualquier persona capaz de parar aquella ejecución injusta. Mis brazos se movían con una rapidez y furia inusitada. Nadie podía calmarme, estaba fuera de sí, mi boca lanzaba espumarajos blancos, estaba perdiendo el control; de pronto, una especie de descarga eléctrica, acabó con todo…
Desperté en un camastro, me encontraba cansado y confundido. Bajo mis pies, varias botellas de bourbon sin marca, montones de colillas y una jeringuilla con restos de sangre. Sobre la mesilla de noche había una foto de una mujer y tres niños pequeños; a ninguno reconocía. Sabía que algo tenía que hacer, que mi vida no podía transcurrir por esos derroteros, en caso contrario, el vicio y la adicción acabarían conmigo; si es que no lo habían hecho ya.
martes, 29 de septiembre de 2009
Vivir entre sombras.
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El peso de lo liviano
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martes, 22 de septiembre de 2009
RENDIDA DE AMOR
RENDIDA DE AMOR
Como regalo en perfumadas notas
febril te busca mi alma en el camino
como ley ordenando mi destino
hoy así de mis sentimientos brotas.
Mi cuerpo con tus manos alborotas
haciendo fiesta en el lecho cetrino
para beber el afrutado vino
del calor de nuestras pieles en gotas,
como una sierva que te ama devota
rendida de amor para ti, me entrego
con un sentimiento que no se agota
yo solo te pido o mejor te ruego
no me des olvido, ni el alma rota
Pues huiré de ti, como huyo del fuego.
Argelia Pérez Ruiz
Venezuela
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ARGELIA PEREZ RUIZ
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lunes, 21 de septiembre de 2009
La niña.
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El peso de lo liviano
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La mujer enroscada.
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El peso de lo liviano
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El ruido de tus tacos
con el ruido de tus tacos, reconocidos,
vienes de la noche y de los sueños,
entre agua, sol y brisa
arremolinando tu cadera
para encender la vida,
para acaparar mis ojos,
que se van detrás de ti,
de tu cintura fugitiva.
Te miro, te contemplo y pensativo
derramo el tiempo entre silencios,
me sonries y esa ligera mueca
en tu mejilla, me quiebra las palabras
despedaza el verbo, lo hace astillas
y quedo mudo, como una espada oxidada.
De pronto ya te fuiste…
otra vez , como todas las mañanas
como cada mañana, cuando te veo llegar,
con el ruido de tus tacos, reconocidos.
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Gustavo Pertierra
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domingo, 20 de septiembre de 2009
Viajera
Allí, en el cauce fresco y sombrío,
bajo el dosel de mi lecho terreno,
danzo las notas de mi alegro,
bajo el arco de triunfo recién nacido.
Mientras las libélulas siembran brisas,
y el verde crece en silencio,
baja el color de los cielos,
me fundo bajo las lanzas de fuego,
en las perlas nacaradas,
que marcan mi ruta de eterno retorno.
Abrazo a mis hermanas saladas,
mientas me arrastra el titan que me elevará a los cielos y,
mientras me despido, me acunan los vientos,
devuelvo a mis hermanas sus besos salados
y mudo a lágrima dulce, a espíritu etéreo.
Los ojos del viento son testigos,
de que vuelvo a casa, con los mios,
cabalgando el arco de mi victoria sobre el tiempo,
que atrapa mis suspiros en el gran libro.
Solo unas letras con cuya lectura espero que hayáis disfrutado, dejo a vuestro criterio y a los buenos oficios del creador de este espacio su clarificación con una etiqueta.
Os propongo un ejercicio que allá donde originalmente lo publique propuse a los lectores:
- ¿Adivina quien protagoniza la historia?
- ¿A que sucesos de su existencia hace referencia este revoltijo de metáforas jajajaja?
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CharlyChip
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ARBOL DESHOJADO
ARBOL DESHOJADO
Mi mente a solas, tu dulce nombre deletrea
Dentro de mi tristeza, quietud y mi congoja,
Siento que eres viento arrollador, que tumba la hoja,
Soy el aire que pasa, sin que nadie me vea.
Sobre ella desconocida, flor de alcaravea,
Cual fruta madura, sin que nadie la recoja,
Como flor marchita, que viento leve deshoja.
Todavía, mi mente tu nombre deletrea.
Sombra gris, que a lo mejor precisa algún viajero,
Remanso dulce, para el buen hombre enamorado,
Agua fresca, añorada, del viejo tinajero.
Que me entrega verdadero amor ilusionado,
Luz de los ojos de aquél, que dice “te quiero”
Y tú serás entonces, el árbol deshojado.
BIRMANIA PÉREZ RUÍZ
2009
VENEZUELA
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Birmania Perez Ruiz
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NODRIZA
NODRIZA
Por mi mente se desliza
El espacio en tu regazo
Deja solamente un trazo:
Bendice lo que pisa…
Aunque sé que eres ceniza,
De tu cuerpo en un abrazo,
De tu amor eterno lazo,
En el tiempo se eterniza.
Tu cariño y gentileza
Fuerte recuerdo agiliza,
El coraje y la franqueza
Como agua que me bautiza,
Sobre mi cuerpo y cabeza,
Tu palabra de nodriza.
BIRMANIA PÉREZ RUÍZ
2009
VENEZUELA
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Birmania Perez Ruiz
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EL CAMINO Y LA PALMA
EL CAMINO Y LA PALMA
Cual paloma mensajera
Fresco viento celestino,
Llega el aire matutino,
Con tu palabra viajera.
Dijo la palma llanera
A la orilla del camino,
Bajo este cielo perlino
Quiero ser tu compañera.
Así el camino y la palma
En el inmenso horizonte,
Se hacen amigos del alma.
Por el sendero y el monte,
Se mira tu cielo en calma,
Con nubes de polizonte.
BIRMANIA PÉREZ RUÍZ
2009
VENEZUELA
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Birmania Perez Ruiz
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viernes, 18 de septiembre de 2009
Sobre "El maestro y Margarita", de Mijail Bulgákov
A pesar de mi impericia a la hora de escribir artículo de opinión literaria, me voy a atrever hoy a ello -no sin cierto reparo-, porque me gustaría acercaros, de alguna manera, una deliciosa obra del escritor ruso Mijail Bulgákov (1891-1940), titulada "El maestro y Margarita". Esta obra me impresionó gratamente (muy gratamente) cuando la leí, por primera vez, hace ya muchos años (es más, marcó un antes y un después en mi particular visión de temas en los que se adentra) y me ha vuelto a impresionar cuando, años después, la he vuelto a leer.

Introduciré primero al autor, con una pequeña reseña de su biografía.
Novelista y dramaturgo nacido en Kiev. Estudió Medicina, pero renunció a esa profesión en favor de la creación literaria. Sus primeras obras son narraciones satíricas, inspiradas en su vocación médica, Maleficios (1925), Corazón de perro (1925), Morfina (1927), y comedias, El departamento de Zoia (1926). Alcanzó el reconocimiento con su extensa novela La guardia blanca (1925), que se desarrolla en Kiev durante la Revolución bolchevique y fue dramatizada como La huida (1926).
Tuvo que enfrentarse a la crítica oficial por su retrato favorable de un grupo de oficiales antibolcheviques durante la guerra civil y por "faltar" a un héroe comunista. Aunque las obras de Bulgakov disfrutaban de gran popularidad, las autoridades le prohibieron publicar a partir de 1930 pues encontraban inaceptable su sátira de las costumbres soviéticas (tema recurrente, por cierto, en su obra).
De gran interés son sus cartas a Stalin, con el que llegó a tener una relación epistolar muy especial y por la que, según algunos de sus biógrafos, se ganó la simpatía del tirano que, aunque no podía aceptar al escritor, en cierto modo le perdonó la vida. En esas cartas, Bulgakov le pide al dictador el permiso para "desterrarse" de su país. Es particularmente singular la relación entre estos dos personajes. Bulgákov se identifica un tanto con Molière quien, a su vez, tuvo que lidiar con la censura y los caprichos de Luis XIV y su corte. Pero, aunque es perseguido y censurado, sin embargo, se le permite representar -con gran éxito, por cierto- alguna de sus obras dramáticas, por ejemplo Los días de los Turbin, conmovedor retrato de los sufrimientos de la aristocracia ucraniana durante la revolución. Esa obra, además, se convirtió (nadie ha podido explicar por qué) en una de las obras favoritas de Stalin, de quien se dice fue a verla hasta seis veces. Inexplicable el hecho de que el propio tirano "llorara" ante los sufrimientos de la clase aristocrática, a no ser que en ello gozará del triunfo que suponía para la clase "bolchevique" ese dolor.
Su mejor novela, sin duda, es El maestro y Margarita (publicada en la Unión Soviética en 1966) fue escrita entre 1929 y su muerte, acaecida en 1940. Es una obra póstuma que terminará su esposa. De hecho, en la tercera parte de la obra es fácil adivinar rasgos que no parecen propios del autor. Así, por ejemplo, es palpable la forma en que la ironía que rebosa toda la primera parte se apaga un poco en esta última.
El maestro y Margarita es una obra en el que se intercalan tres historias, una de ellas realmente hilarante, en la que el diablo en persona se presenta en el Moscú de los años 30 como maestro de variedades (Mago) para locura de un grupo de intelectuales (periodistas, literatos, músicos) del mundillo culto de la ciudad moscovita. En realidad, una mordaz crítica hacia el régimen político y la sociedad rusa del momento, en la que, ni el diablo, podría encajar. Realmente genial el tratamiento de tal crítica, desbordando ironía.
Se entreteje con la historia anterior otra particularmente interesante, que en realidad hila la trama para dar lugar, posteriormente, a la segunda parte de la obra, en realidad, la que da nombre al libro: el maestro y Margarita. Una ficción sobre el encuentro de Jesús (Joshuá o Ga-Nozri, en la obra) con Pilatos (una historia dentro de la historia, pues se supone que el autor de este relato es el maestro que aparecerá más tarde, en la segunda parte indicada). Una visión muy particular de aquel juicio en el que el procurador romano no halló culpa alguna en el reo.
"Seguramente era cosa de la sangre que le golpeaba las sienes, pero el procurador sintió que se le turbaba la vista. Le pareció que la cabeza del preso se borraba y en su lugar, aparecía otra. Una cabeza calva que tenía una corona de oro, de dientes separados. En la frente, una llaga redonda, cubierta de pomada, le quemaba la piel. Una boca hundida, sin dientes, con el labio inferior colgando. Le pareció a Pilatos que se borraban las columnas rosas del balcón y los tejados de Jershalaím, que se venían abajo, detrás del parque, y que todo se cubría del verde espeso de los jardines de Caprea. También le sucedió algo extraño con el oído: percibió el ruido lejano y amenazador de las trompetas y una voz nasal que estiraba con arrogancia las palabras: "La ley sobre el insulto de la majestad..." Atravesaron su mente una serie de ideas breves, incoherentes y extrañas: "¡Perdido!" Luego "¡Perdidos!" Y otra completamente absurda, sobre la inmortalidad; y aquella inmortalidad le producía una angustia tremenda. Pilatos hizo un esfuerzo, se desembarazó de aquella visión, volvió con la vista al balcón y de nuevo se enfrentó con los ojos del preso"
La idea de la inmortalidad le pesó a Pilatos... realmente. Y Bulgakov no duda en presentarla en su obra, pues seguramente él también se sentía abrumado por ella.
"Todo había terminado y no valía la pena seguir discutiendo. Ga-Nozri se iba para simpre y nadie podría calmar los horribles dolores del procurador, la única salvación era la muerte. Pero esta idea no fue lo que le sorprendió. Aquella angustia inexplicable que le invadiera cuando estaba en el balcón se había apoderado ahora de todo su ser. Intentó buscar una expliación y la que encontró fue bastante extraña. Tuvo la vaga sensación de que su conversación con el condenado quedó sin terminar, o que no le había escuchado hasta el final. Pilatos desechó ese pensamiento, que desapareció tan repentinamente como había surgido. Se fue, y su angustia quedó sin explicar, porque tampoco la explicaba la idea que relampagueó en su cerebro: "la inmortalidad..., ha llegado la inmortalidad..." ¿Quién iba a ser inmortal?. El procurador no pudo comprenderlo, pero la idea de la misteriosa inmortalidad le hizo sentir frío en medio de aquel sol abogiante Bien -dijo Pilatos- así sea. Entonces se volvió, abarcó con la mirada el mundo que veía y se sorprendió del cambio que había sufrido. Desapareció la mata cubierta de rosas, desaparecieron los cipreses que bordeaban la terraza superior, también el granate y una estatua blanca en medio del verde. En su lugar flotó una nube purpúrea, con algas que oscilaban y que empezaron a moverse hacia un lado, y con ellas se movió Pilatos. Ahora se le llevaba, asfixiándole y abrasándole, la ira más terrible, la ira de la impotencia"
La tercera historia que nos ofrece esta interesante obra y que constituye toda la segunda parte del libro, nos presenta a Margarita (esposa del Maestro), que no duda en pactar con el diablo (el Mago de "varietès") para reencontrar a su amor perdido (es decir, el Maestro, que a su vez, es el autor del pensamiento sobre Pilatos).
El autor evita caer en tópicos y construye, en Margarita, un personaje que está lejos de la virtud, que es infiel a su marido y que hace uso de su poder de bruja para vengarse de quien cree conveniente. Asimismo, y lejos de nuevo de ideas preconcebidas, hace del diablo y su séquito -diablillos menores- unos personajes malvados pero simpáticos.
Más de doce años estuvo Bulgakov escribiendo esta obra en la que algunos han visto a Bulgakov en el propio Maestro. En cualquier caso, manifiesta, sin duda alguna, sus particular visión respecto a la sociedad moscovita de su tiempo y deja claro su ateísmo más profundo.
Una obra interesante, escrita con maestría y una gracia que la hace realmente adorable. Por lo menos, esa es mi visión.

Psique (con la ayuda inestimable de Bulgákov)
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Amelia
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lunes, 14 de septiembre de 2009
Tarde de lluvia
que cae prolongada y persistente,
camina solitario su presente
en medio de la lluvia desatenta.
Pensando... sabe Dios en que irredenta
historia, que le trae la rompiente,
pasado que se ahorca finalmente
con el mismo cordel que lo sustenta.
La lluvia no concluye ni aminora,
deambula con andar irreverente
a pasos consecuentes y aledaños,
que buscan en el agua redentora
borrar los viejos trazos de la frente,
pintados por las penas y los años.
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Gustavo Pertierra
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Haciendo recitados: Editor de audio (audacity)
Todos nos hemos sorprendido alguna vez escuchando grandiosos recitados en los vídeos de Youtube o únicamnete en reproductores de mp3. Hay personas que tienen una voz extraordinaria, un oído musical muy afinado y unos medios informáticos poderosos; pero otros no tenemos nada de todo eso como para obtener los mismos resultados haciendo una grabación a pelo.
Por eso, os voy a contar cómo podemos hacerlo medianamente bien sin ser tan geniales como ellos.
Para ello, usaremos un buen editor de audio. Yo os recomiendo el audacity (programa gratuito y en castellano que podéis descargas desde Softonic , entre otros muchos sitios.
Una vez que lo tengamos, podremos grabar nuestros recitados directamente con él, y editarlos posteriormente.
Primero os daré unos consejos:
1ª) Grabad despacio, con abundantes silencios (nos harán falta par insertar más, o disminuirlos). Recitad dos o más veces seguidas el mismo poema (generalmente, la entonación adecuada se logra a partir de la segunda lectura); Si os equivocáis no os detengáis, dejad un segundo de silencio y continuad (luego borraréis lo que no sirva).
2ª) Grabad sólo la voz, después insertaremos el fondo musical (y los efectos especiales, si procede). Tratad de ser naturales (la poesía no es teatro y la sobreactuación suele caricaturizar el resultado - Claro, si la obra lo pide, ehcadle ganas-).
3º) No os dejéis tentar por la belleza de la música, a la hora de elegir el fondo de acompañamiento. Observad el tono del poema (si es triste, lento, reflexivo... debemos escoger una pieza de iguales características, en compases largos de tres por cuatro por ejemplo; si es enérgico, con cambios de tono, solemne, etc., no ayudará más un fondo en compás de dos por dos, con presencia de intrumentos de viento y percusión). Cuando tengamos la grabación hecha, podemos hacer pruebas con varios fondos antes de empezar a sincronizar los tiempos para ver cuál armoniza mejor. Mi mejor sensación se la lleva esa composición que complemente al recitado turnándose con él (algo así como hablar por turnos, primero la melodía, luego el poeta, luego la melodía, luego...) esto lo haremos, una vez localizada la pieza musical adecuada, sincronizando los valles de una pista con los picos de la otra y viceversa (ya veremos qué cosa es eso de los picos y pas pistas).
4º) Si os sale mal... ¡A mí no me echéis la culpa (que yo pasaba por aquí)!
Bueno vamos a orientarnos en los apartados del programa fijándonos en aquellas partes que más nos interesan, el programa es muy completo y tienes muchas opciones y posibilidades que no usaremos o que podremos ir descubriendo nosotros mismos curioseando, después, con ellas;
Bien, ya sabemos que el botón rojo no es un detonador peligroso, sino el botón que usaremos para empezar a grabar nuestro recitado. En cuanto lo pulsemos se creará la primera pista y comprobaremos, según vayamos hablando, que surgen unas ondas azukes (como esas de buscar marcianos en las películas)que se anchan y se estrechan a razón del sonido que grabamos (Beats). Ese será el rastro visual del sonido sobre el que trabajaremos para editarlo.
Bien, para hacer los vídeos demostrativos, he tomado prestado el poema Oscuridad , de nuestro compañero, Charlychip , aquien se lo he destrozado amparándome en la excusa de que vosotros me lo exigisteis. Veamos cómo se comporta el programa cuando empezamos a grabar:
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Anónimo
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jueves, 10 de septiembre de 2009
Análisis del soneto "Sólo eso"
SÓLO ESO (SEGIS)
Nací con rabia y sed. con sed de sangre y guerra; | 7a / 7B | oóoóoóo / oóoóoóo |
No importa cómo fue, tan sólo sirva eso. | 7a / 7C | oóoóoóo / oóoóoóo |
Ya todo estaba escrito: mi dios. mi ley, mi exceso… | 7d / 7C | oóoóoóo / oóoóoóo |
mi honor, también se dijo falaz; mi suerte, perra. | 7d / 7B | oóoóoóo / oóoóoóo |
Sin embargo, una vez me prendieron un beso, | 7a / 7C | ooóooóo / ooóooóo |
y otro día, también donde el alma se encierra, | 7a / 7B | ooóooóo / ooóooóo |
un soneto tullido con renglones de sierra | 7d / 7B | ooóooóo / ooóooóo |
desgarró mi bolsillo. Nada más, sólo eso. | 7d / 7C | ooóooóo / óoóóoóo |
Ahora blando el verso incisivo y caliente | 7b / 7E | oóoóoóo / ooóooóo |
que va de casa en casa saciando sed y hambre | 7f / 7G | oóoóoóo / oóoóoóo |
en los ojos que atajo desnudos, frente a frente. | 7h / 7E | ooóooóo / oóoóoóo |
No besa, no, es cierto; ni mata, ni resiente. | 7b / 7E | oóoóoóo / oóoooóo |
¡Cuán lerda es mi venganza! Si acaso, en un calambre, | 7f / 7G | óóoooóo / oóoooóo |
estremece un humano. Con eso, es suficiente. | 7h / 7E | ooóooóo / oóoooóo |
Análisis técnico:
Se trata de un soneto de versos alejandrinos con rima invertida en los cuartetos y paralela abrazada en los tercetos. Incluye rima paralela asonante en los primeros hemistiquios y discurre a caballo entre dos tendencias rítmicas enfrentadas (por cuanto no propician la cadencia global, sino estrófica únicamente).
El argumento se desarrolla imbuido en una gran paradoja de fondo y forma; pretende justificar su mal comienzo para confesar un buen final. Aparenta un despotismo impío hacia su interlocutor que convierte finalmente en confidente y objeto principal de interés. Propone reiteradamente su voluntad de no contar (“sólo eso”) pero lo cuenta todo (como era lógico, por otra parte)( “¡Cuán lerda es mi venganza!”).
Dualidad y paradoja:
El argumento se presenta desde dos posturas simultáneas adquiridas por el narrador:
- Una, arrogancia colérica e intransigente que rechaza la empatía con el lector:
“tan sólo sirva eso.”, “Nada más, sólo eso.”, “saciando…en los ojos que atajo (el lector)”, “Con eso, es suficiente (dos cosas, la venganza y las explicaciones en el soneto)”.
- Dos, cesión en el rigor del tono para mostrar su vulnerabilidad:
“me prendieron un beso,”, “donde el alma se encierra”, “desgarró mi bolsillo”, “¡Cuán lerda es mi venganza! (estremecer a un humano es suficiente)”
Argumento apoyado en la rítmica:
Transcurre a dos compases, troqueos (´óo) y dáctilos (óoo). Cada uno de ellos conlleva una tensión y velocidad específicos (troqueos para tonos enfáticos, solemnes y activos, y dáctilos para tono más relajado y contemplativo).
En estos apoyos se organiza una primera estrofa iracunda y arrogante, una segunda estrofa concesiva, una tercera estrofa evolutiva mixta y una cuarta estrofa concluyente y rotunda, pero ubicada en el cariz de la segunda estrofa.
Elementos semánticos de relación:
“Nací con rabia y sed” Evoluciona hasta “saciando sed y hambre en los ojos que atajo” (Siendo leído).
“Ya todo estaba escrito” Evoluciona hasta “un soneto tullido … desgarró mi bolsillo” Apareció la poesía, lo que él tendría que escribir.
“con sed de sangre y guerra” Evoluciona hasta “Ahora blando el verso incisivo y caliente” (El valor de blandir da cobertura a la interpretación de rebajar la exigencia de su rabia al ámbito lírico, además de su acepción lógica).
“una vez me prendieron un beso” Evoluciona hasta “No besa, no, es cierto” La idea de que el beso sea prendido (incendiado, y extendido, y apresado) pretende provocar, junto con el descubrimiento de la poesía, la causa del cambio de actitud; de ahí, que su venganza ni besa (como a él) ni mata o hiere (como a él), sino que conmueve (como le ocurrió a él).
“mi honor, también se dijo falaz” Evoluciona hasta “¡Cuán lerda es mi venganza!” Si la venganza pretendiese enmendar agravios a su honor, decididamente, honor y venganza, resultarían ciertamente falaces; Sin embargo, esa lerda venganza es la que resucita cualquier ápice de dignidad que pudiera albergar su honor. Por eso, “Con eso, es suficiente”.
Valoración personal:
A pesar de celo estructural, obtiene una calidad estética bastante discutible; el argumento se digiere con dificultad (chocan los conceptos a la par que los ritmos, desarticulando una fluidez argumental, quizás, un tanto ambigua: Nací con rabia, ya todo estaba escrito, pero descubrí un soneto y ahora escribo poesía, y ésa es mi venganza… ¿De qué ha de vengarse, por qué basta con eso, si la venganza es ineficaz por qué no cambia…?)
Apuntaría a una debilidad acuciante de coherencia originada en el empeño de incluir más ingredientes circunstanciales de lo deseable.
Para mi gusto la composición debiera haber discurrido con mayor amparo armónico en los ritmos y mejor continuidad discursiva (sin tanto efecto de contrapunto). Hubiese prescindido del elemento del beso, cuya connotación sensiblera no se amolda al carácter del poema en ninguna de sus dos apariciones, ni le aporta nada. Hubiese tratado de evitar (en beneficio de las rimas internas) las asonancias “prendieron/beso, donde/renglones, bolsillo/incisivo, eso/verso, blando/saciando, mata/venganza, acaso/humano, estremece/suficiente”. El baile rítmico tampoco conduce a otra cosa que el tropiezo inarmónico. Y dado que el poeta demuestra una notable predilección por la partícula “eso”, hubiese encerrado en su reiterativa aparición el objeto principal del poema (la poesía, o la venganza poética) pero no una elisión imprecisa.

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Anónimo
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viernes, 4 de septiembre de 2009
El verso libre (el ritmo como esencia poética)

Es la primera de las formas versolibristas del modernismo -aunque se cultiva también en reconocidos autores postmodernistas-, Aparece por primera vez en el "Nocturno" de José Asunción Silva o en la muy conocida "Marcha triunfal" de Dario, aunque ha sido muy usado por autores como Ricardo Jaimes Freyre -considerado el inciador del verso libre hispano- Santos Chocano, Villaespera, Amado Nervo, Unamuno, Juan Ramón Jiménez, Ramón Pérez de Ayala, Celaya, Carmen Conde, José Hierro, Neruda...
Vamos a ver esa Marcha triunfal -por lo conocida que resulta y la claridad que, en cuestiones rítimicas, nos ofrece- poema con versos anfíbracos (los versos anfríbracos siguen el esquema de ritmos en las sílabas 2-5-8-11-14... -es decir: ta, ta, ta ta, ta, ta ta , ta, ta....- y, por lo tanto, indicarán versos de 6, 9, 12, 15... sílabas métricas). Obsérvese que estamos ante un polimétrico, en el que el ritmo viene dado por las cláusulas rítmicas (anfíbracos) y la distribución de rima consonante.
¡Ya viene~el cortejo!
¡Ya viene~el cortejo!.La~espada se~anuncia con vivo reflejo;
ya viene,~oro~y hierro,~el cortejo de (los) paladines!
Ya pasa debajo los arcos ornados -de blancas Minervas y Martes,
los arcos triunfales en donde las Famas erigen sus largas trompetas,
la gloria solemne de (los) estandartes,
llevados por manos robustas de~heroicos atletas.
...
Un ejemplo muy significativo es el caso del poema "Venus errante" de Jaimes Freire, que utiliza versos pentasílabos, eneasílabos y tetradecasílabos, pero con una distribución interna del verso en pentasílabos y tetrasílabos combinados para dar esas estructuras eneasílabas (5 + 4) o tetredecasílabas (5 +4+5) que siempre empiezan con un pentasílabo. Mantiene una distribución estrófica (estrofas de cuatro versos)
Sigo a la nave, que vacila
sobre las olas;
oigo a los vientos que se quejan entre las jarcias,
y sobre el mástil veo posarse a las gaviotas
Los turvios ojos de los peces
miran la quilla temblorosa
y sus escamas a los rayos del sol relucen
y forman nubes de alba espuma sus negras colas
Tierra lejana...
No se vilumbran de la orilla las altas rocas,
y la mirada se detiene
sobre la cresta de las ondas
...
3- En el verso libre rimado, la base es la rima, aunque, como en el caso anterior, puede ser que no siga ninguna distribución estrófica y no respete estructura métrica. Tiene raíces tradicionales y populares: canciones de corro, adivinanzas...
Caso original en este tipo de versolibre supone la obra de Leopoldo Lugones (que llegó a manifestar que "el verso puede liberarse de todos menos de la rima")
Bajo la calma del sueño,
calma lunar de luminosa seda,
la noche
como si fuera
el blanco cuerpo del silencio,
dulcemente en la inmensidad se acuesta.
Y desata
su cabellera,
en prodigioso follaje de alamedas.
Otro claro ejemplo de verso libre rimado lo encontramos, por ejemplo, en un poema de José Hierro, "Otoño", se trata de una versificiación irregular respecto a su composición métrica, pero respecto a la rima, es un poema arromanzado (rimas asonantes en versos impares) aunque, en este caso, también estamos ante un verso libre de cláusulas, donde la regularidad acentual la encontramos en que todos los ritmos son ternarios (anfíbracos o anapésticos), es decir, siempre hay dos sílabas atónas entre las acentuadas.
OTOÑO:
Otoño de manos de oro.
Ceniza de oro de tus manos dejaron caer el camino.
Ya vuelves a andar por los viejos paisajes desiertos
ceñido tu cuerpo por todos los vientos de todos los siglos.
Otoño, de manos de oro:
con el canto de mar retumbando en tu pecho infinito,
sin espigas ni espinas que puedan herir la mañana,
con el alba que moja su cielo en las flores del vino,
para dar alegría al que sabe que vive
de nuevo has venido.
Con el humo y el viento y el canto y al ola temblando
con tu gran corazón encendido.
Cabe decir que es muy común encontrar poemas arromanzados entre los versolibristas.
Otro ejemplo de ello, de poema arromanzado, y de estructura rítmica en cláusulas, en este caso tetrasílabas (es decir, cada cuatro sílabas, aunque la primera sílaba acentuada en cada verso es la tercera), el un bello poema de Villaespesa titulado "los murciélagos"
LOS MURCIÉLAGOS
De la tarde que moría
a los cárdenos reflejos,
lentamente caminabas, deshojando margaritas,
por la senda que perfuman los floridos limoneros...
¿No te acuerdas?... De repente, temblorosa,
abrazándote a mi cuello:
"¡Mira, mira -murmuraste,
en el mundo de mis brazos de terror desfalleciendo-
cómo en torno de las flores
giran locos los murciélagos!..."
Y en las sombras que avanzaban, las luciérnagas,
como cirios sepulcrales se encendieron...
Y doblaron lentamente las campanas
con el fúnebre gemido de tu acento...
Y en el negro catafalco te vi inmóvil coronada de azahares,
con las manos amarillas enlazadas sobre el pecho...
Y trazando en torno tuyo
la fatiga tenebrosa de su vuelo,
con el frío mortuorio de sus alas membranosas
te rozaban los murciélagos...
....
1- En la versificación paralelística juega con los recursos estilísticos, y con una distribución ideológica con recurrencias sintácticas y léxicas
2- El verso libre de imágenes acumuladas o yuxtapuestas juega con la metáfora y otros tropos, sin trabazón sintáctica ni léxica. El ritmo no radica en su forma versal ni en la estructura sintáctico-semántica sino en la red de imágenes afectivamente enlazadas.
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Amelia
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Etiquetas: Amelia, Teoría poética