Este espacio, en su día, fue concebido como soporte auxiliar de unas tertulias literarias multiconferencia que habíamos organizado entre Segis y yo misma. Los participantes en aquellas tenían, en este blog, un punto de encuentro donde compartir no sólo los temas tratados en las mismas, sino también sus propias composiciones literarias.
Pero como todo lo que empieza, termina alguna vez, el ciclo de tertulias se dió por finalizado hace algún tiempo. Segis, motor del mismo, por motivos que no vienen al caso, hubo de dejar la tutela de las tertulias, y sin su concierto, era imposibles mantenerlas (él nos daba todo el apoyo informático, además de compartir todo su buen hacer literario y sus muchos conocimientos de teoría, sobre todo, poética). Toda vez que era el alma de esta aventura, su falta nos dejó un poco huérfanos. Hemos mantenido el blog, aún así, operativo, aunque, reconozco en ello mi culpa, algo desatendido. Gracias sobre todo a nuestro compañero Gustavo Pertierra, el blog aún tiene algo de vida. Espero que entre algunos de los que hemos participado en él podamos "reflotarlo", aunque ahora, sin la finalidad inicial de apoyo a las tertulias. Como miembro fundador, junto con Segis, de este "Para que lo sepas", y en su ausencia definitiva del blog, creo que es un poco mi deber intentar que esto siga en pie.
Me voy a permitir, poco a poco, reordenar toda la información que figura en el blog, para actualizarlo a las necesidades que vayan surgiendo de esta nueva etapa, por lo que os pido comprensión si, en este quehacer, borro inoportunamente algún post de vuestro interés o, por el contrario, obvio eliminar alguna información que ya no tiene cabida en él.
Todos aquellos participantes que, en alguna ocasión, han pasado por este espacio común están invitados a seguir en él. La literatura sigue siendo el nexo de unión de cuantos participamos en este blog. Cuento con vuestra ayuda, vuestra participación y, sobre todo, vuestra paciencia con mis errores
Mi especial agradecimiento a Gustavo Pertierra y a José Antonio. Por ellos, y por los que aún os acercáis hasta aquí, buscaré tiempo para atender esta casa que pide a gritos que alguien más ayude a limpiar las telarañas.
Amelia
PD. Por carecer de otro interés que no sea el informativo, este post lo retiraré en un par de días, para no entorpecer el normal uso de este espacio. Muchas gracias a todos.
viernes, 11 de febrero de 2011
NUEVA ETAPA
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viernes, 4 de febrero de 2011
Nostalgias de barrio
Aclaraciones
Purrete : chico
Talope : pelota al reves en sílabas, futbol
Cucusa : cabeza
Bato: te digo
Bobo: corazón
Rantifusa : pobre
Gomía : amigo al revés en sílabas
Fratelo : hermano en italiano o tano, como se les decia a estos
Embalurdaba: causaba problemas o metía en líos
Batida : alcahuetería
Engayolaban : metían preso
Hacer la guardia: esperarlo, bancarlos, hacerle el aguante(se diría hoy)
Mistonga: pobre
Fanguyos : zapatos
Chamullo : conversación
Beguines : caprichos
Meteduras : enamoramientos
Papirusas : mujeres
Descangayados : desarmados, destartalados
Mancarrón: achacoso , viejo
Piantar : escapar
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jueves, 27 de enero de 2011
La noche en la isla
Nota: mi modesta colaboración en esto, ha sido el montaje de las imágenes que acompañan el recitado
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martes, 18 de enero de 2011
Pararía el tiempo
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miércoles, 14 de abril de 2010
El Payaso
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domingo, 14 de febrero de 2010
El traidor ( "a la salud del vicepresidente argentino" )
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jueves, 21 de enero de 2010
El Desacato
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martes, 12 de enero de 2010
Caricias sediciosas
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sábado, 9 de enero de 2010
Despedida
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jueves, 7 de enero de 2010
RENACIMIENTO por KENZABURO OÉ
La muerte y el caballero del Rey. Wole Soyinka
He de advertir que con este autor no soy objetivo. Desconozco el motivo, pero siento una corriente de simpatía hacia él. Cuando uno mira las fotos que del autor se publican en sus libros, observa a un hombre maduro, entrado en años, con gafas redondas, gesto circunspecto y ojos rasgados, como buen nipón. Pero sobre todo desprende melancolía, la misma que destilan sus obras. Alejado de la estampa marcial de un Toshiro Mifune, que estoy seguro podría haber protagonizado alguna de sus obras, tan alejadas del estereotipo del hombre duro.
Llegó a mis manos un tanto fortuitamente este libro. Alejado últimamente de la visión de las novedades literarias, andaba buscando distraídamente un libro que regalarme por estas fechas, valga como vulgar excusa para darme al frenético vicio de la lectura, cuando de una estantería situada varias cabezas sobre mi, cayó, literalmente en mis manos (en realidad fue a mi pie derecho, pero queda menos glamuroso) este libro, que es la última publicación en castellano del autor. Y claro, ante esta señal inequívoca de que el libro quería venirse conmigo, no iba a ser yo quien lo decepcionara y menos tratándose de Oé.
El libro comienza cuando Goro, un famoso director de cine japonés, se suicida, llevando la zozobra a su cuñado y amigo, Kogito Choko, alter ego del propio Kenzaburo Oé. Han tenido una extraña forma de comunicarse durante toda su vida, se han comunicado a través de una cintas de radiocasete que Goro le ha ido enviado periódicamente, que Kogito escucha en un aparato anticuado que una vez le regalo su cuñado y al que puso el curioso sobrenombre de tagame, una especie de insecto que solía cazar Kogito cuando era niño. En la ultima cinta que recibe se escucha una frase extraña <
Devastado y desorientado decide acudir a Berlín, en donde Goro se ha suicidado, embarcándose en una búsqueda, no ya de la causa de su muerte, sino centrándose en una exploración interior, que empieza con la busca de una enigmática Mädchen für alles (traducido en el libro como persona para todo), desconocida joven con la que tuvo una postrera aventura sexual o la certidumbre que finalmente le acecha sobre si el suicidio no ha sido tal, sino una venganza de la yakuza, la mafia japonesa, de la que el finado había hecho burla en una de sus obras.
A partir de aquí rememora la relación que ha tenido con Goro, una amistad que hunde sus raíces en las postrimerías de la adolescencia, mezclada con los recuerdos de juventud de las actividades paramilitares de su padre poco después de la segunda guerra mundial, recuerdo que se presenta dolorosamente al cabo de unos años, o el ataque por parte de unos desconocidos al propio Kogito, en donde dos veces le rompen un dedo del pie lanzándole una bala de cañón, la extrañeza y perplejidad que le producen, llegando a simular un ataque de gota, para disimular el dolor. Comienza aparentando una novela de intriga, acaba convirtiéndose en una síntesis de la búsqueda del yo, de un viaje interior a un mundo que parece que esta hecho trizas, de la esperanza futura en un renacer.
La novela está remotamente basada en un hecho real: el suicido del cineasta japonés Juzo Itami, cuñado del propio Kenzaburo Oé, en la cual se intuyo la mano de la temida yakuza. Ficcionando su realidad desde un punto de vista crítico, existencialista, nostálgico y pesimista característico de todas sus obras, profundamente impregnadas de literatura europea, la cual estudio en su época universitaria y en la que sigue, en la actualidad, profundizando su estudio. En esta obra se presentan vivamente citados Rimbaud, Rabelais o Kafka, como en otras obras se estructuran a la manera del infierno de Dante y la admiración por Malcom Lowry (Cartas a los años de nostalgia) o su devoción frecuentemente manifestada por Cervantes u Ortega y Gasset.
Pero, como en todas las obras de Oé, uno tiene una extraña sensación de déjà vu, pues tiene la impresión de que, aunque no toda, parte de lo que se lee ya ha sido narrado por el autor. Sobre todo la sempiterna presencia de su hijo Hikari, en la novela designado como Akari, nacido con hidrocefalia y condenado a una minusvalía que lo ha llevado al autismo. En todas sus obras posteriores al nacimiento de su hijo, parte del argumento pivota alrededor de un personaje minusválido, nacido con un bulto en la cabeza, pesadilla existencial y, a la vez, bálsamo sobre el que descansa su obra. Un punto de inflexión entre el dolor y el afán de superación. No obstante, a pesar de su deficiencia, Hikari, es compositor e interprete de música clásica, de cierta fama en su país.
El miedo al resurgir del nacionalismo militarista en Japón (abomina de los nacionalismos), que lo han llevado a ser tachado en su país de extremadamente izquierdista. Aunque curiosamente en su juventud fue amigo de Yukio Mishima, contrapunto ideológico, que propugnaba un retorno a los valores del Japón Imperial, cuestión que le llevo al suicidio ritual, después del ridículo de su intento de sublevación por parte del ejército japonés.
O sus constantes referencias hacia su aldea natal, a cuyo universo fabular suele acudir con frecuencia (M/T py la hsitoria de las maravillas del bosque)
Obra compleja como la mayoría de sus novelas, de lo cual el autor, amigo de chascarrillos y acida autocritica, siempre deja clara su postura:
"lo he escrito y lo reafirmo, algunos han dicho que la música de mi hijo les ayudaba a dormirse, yo en cambio les he asegurado que resultará más eficaz una novela mía"
El autor, nacido en 1935, premio Nobel de 1994, está considerado como portavoz de su generación, la nacida o criada después de las bombas de Hiroshima y Nagasaki, y, sino el mejor, de los mejores escritores japoneses de la postguerra. Fue profesor en el colegio de Méjico en la década de los 70, lo que le sirvió para comprender, si se habla despacio, según sus palabras, el castellano. Declarado admirador de Vargas Llosa, al cual considera que ya es justo que le concedan el Nobel de una vez.
Blanco de las críticas de los partidos ultraconservadores de su país, aboga por una democracia participativa, que rompa definitivamente con el secular (antes de la segunda guerra mundial) expansionismo y militarismos nipón. Ante lo cual se siente bastante pesimista. Poco antes de la concesión del Nobel llego ha afirmar que Japón era moralmente un país del Tercer Mundo. No debes ser bien recibido en el santuario sintoísta de Yasukuni, símbolo del ultranacionalismo de su país. Curiosamente él desciende una antigua familia de samuráis.
También ha sido acusado de ser un escritor poco japonés, que sus obras se alejan del estilo de Mishima o Kawabata, que ha “occidentalizado el japonés”, con frases largas, complejas y adjetivadas en grado sumo. El mismo ha definido su estilo como realismo grotesco.
Entre sus obras podemos destacar, El grito silencioso, sublime, para mi la mejor de las que le he leído, Cartas a los años de nostalgia, Una cuestión personal, Dinos cómo sobrevivir a nuestra locura o Arrancad las semillas, fusilad a los niños.
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Anónimo
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