jueves, 7 de enero de 2010

RENACIMIENTO por KENZABURO OÉ


La tragedia aumenta con virulencia y termina súbitamente. Entonces, la jefa de la tribu, Iyoraja, se dirige a las mujeres del mercado, que entonan una elegía sin dejar de mover sus cuerpos: “Olvidémonos de los que ya han muerto, incluso de los vivos. Que vuestro corazón esté solamente con aquellos que todavía no han nacido”
La muerte y el caballero del Rey. Wole Soyinka


He de advertir que con este autor no soy objetivo. Desconozco el motivo, pero siento una corriente de simpatía hacia él. Cuando uno mira las fotos que del autor se publican en sus libros, observa a un hombre maduro, entrado en años, con gafas redondas, gesto circunspecto y ojos rasgados, como buen nipón. Pero sobre todo desprende melancolía, la misma que destilan sus obras. Alejado de la estampa marcial de un Toshiro Mifune, que estoy seguro podría haber protagonizado alguna de sus obras, tan alejadas del estereotipo del hombre duro.


Llegó a mis manos un tanto fortuitamente este libro. Alejado últimamente de la visión de las novedades literarias, andaba buscando distraídamente un libro que regalarme por estas fechas, valga como vulgar excusa para darme al frenético vicio de la lectura, cuando de una estantería situada varias cabezas sobre mi, cayó, literalmente en mis manos (en realidad fue a mi pie derecho, pero queda menos glamuroso) este libro, que es la última publicación en castellano del autor. Y claro, ante esta señal inequívoca de que el libro quería venirse conmigo, no iba a ser yo quien lo decepcionara y menos tratándose de Oé.


El libro comienza cuando Goro, un famoso director de cine japonés, se suicida, llevando la zozobra a su cuñado y amigo, Kogito Choko, alter ego del propio Kenzaburo Oé. Han tenido una extraña forma de comunicarse durante toda su vida, se han comunicado a través de una cintas de radiocasete que Goro le ha ido enviado periódicamente, que Kogito escucha en un aparato anticuado que una vez le regalo su cuñado y al que puso el curioso sobrenombre de tagame, una especie de insecto que solía cazar Kogito cuando era niño. En la ultima cinta que recibe se escucha una frase extraña <>, tras lo cual se oye un ruido y se produce el silencio.


Devastado y desorientado decide acudir a Berlín, en donde Goro se ha suicidado, embarcándose en una búsqueda, no ya de la causa de su muerte, sino centrándose en una exploración interior, que empieza con la busca de una enigmática Mädchen für alles (traducido en el libro como persona para todo), desconocida joven con la que tuvo una postrera aventura sexual o la certidumbre que finalmente le acecha sobre si el suicidio no ha sido tal, sino una venganza de la yakuza, la mafia japonesa, de la que el finado había hecho burla en una de sus obras.


A partir de aquí rememora la relación que ha tenido con Goro, una amistad que hunde sus raíces en las postrimerías de la adolescencia, mezclada con los recuerdos de juventud de las actividades paramilitares de su padre poco después de la segunda guerra mundial, recuerdo que se presenta dolorosamente al cabo de unos años, o el ataque por parte de unos desconocidos al propio Kogito, en donde dos veces le rompen un dedo del pie lanzándole una bala de cañón, la extrañeza y perplejidad que le producen, llegando a simular un ataque de gota, para disimular el dolor. Comienza aparentando una novela de intriga, acaba convirtiéndose en una síntesis de la búsqueda del yo, de un viaje interior a un mundo que parece que esta hecho trizas, de la esperanza futura en un renacer.


La novela está remotamente basada en un hecho real: el suicido del cineasta japonés Juzo Itami, cuñado del propio Kenzaburo Oé, en la cual se intuyo la mano de la temida yakuza. Ficcionando su realidad desde un punto de vista crítico, existencialista, nostálgico y pesimista característico de todas sus obras, profundamente impregnadas de literatura europea, la cual estudio en su época universitaria y en la que sigue, en la actualidad, profundizando su estudio. En esta obra se presentan vivamente citados Rimbaud, Rabelais o Kafka, como en otras obras se estructuran a la manera del infierno de Dante y la admiración por Malcom Lowry (Cartas a los años de nostalgia) o su devoción frecuentemente manifestada por Cervantes u Ortega y Gasset.


Pero, como en todas las obras de Oé, uno tiene una extraña sensación de déjà vu, pues tiene la impresión de que, aunque no toda, parte de lo que se lee ya ha sido narrado por el autor. Sobre todo la sempiterna presencia de su hijo Hikari, en la novela designado como Akari, nacido con hidrocefalia y condenado a una minusvalía que lo ha llevado al autismo. En todas sus obras posteriores al nacimiento de su hijo, parte del argumento pivota alrededor de un personaje minusválido, nacido con un bulto en la cabeza, pesadilla existencial y, a la vez, bálsamo sobre el que descansa su obra. Un punto de inflexión entre el dolor y el afán de superación. No obstante, a pesar de su deficiencia, Hikari, es compositor e interprete de música clásica, de cierta fama en su país.


El miedo al resurgir del nacionalismo militarista en Japón (abomina de los nacionalismos), que lo han llevado a ser tachado en su país de extremadamente izquierdista. Aunque curiosamente en su juventud fue amigo de Yukio Mishima, contrapunto ideológico, que propugnaba un retorno a los valores del Japón Imperial, cuestión que le llevo al suicidio ritual, después del ridículo de su intento de sublevación por parte del ejército japonés.


O sus constantes referencias hacia su aldea natal, a cuyo universo fabular suele acudir con frecuencia (M/T py la hsitoria de las maravillas del bosque)


Obra compleja como la mayoría de sus novelas, de lo cual el autor, amigo de chascarrillos y acida autocritica, siempre deja clara su postura:


"lo he escrito y lo reafirmo, algunos han dicho que la música de mi hijo les ayudaba a dormirse, yo en cambio les he asegurado que resultará más eficaz una novela mía"


El autor, nacido en 1935, premio Nobel de 1994, está considerado como portavoz de su generación, la nacida o criada después de las bombas de Hiroshima y Nagasaki, y, sino el mejor, de los mejores escritores japoneses de la postguerra. Fue profesor en el colegio de Méjico en la década de los 70, lo que le sirvió para comprender, si se habla despacio, según sus palabras, el castellano. Declarado admirador de Vargas Llosa, al cual considera que ya es justo que le concedan el Nobel de una vez.


Blanco de las críticas de los partidos ultraconservadores de su país, aboga por una democracia participativa, que rompa definitivamente con el secular (antes de la segunda guerra mundial) expansionismo y militarismos nipón. Ante lo cual se siente bastante pesimista. Poco antes de la concesión del Nobel llego ha afirmar que Japón era moralmente un país del Tercer Mundo. No debes ser bien recibido en el santuario sintoísta de Yasukuni, símbolo del ultranacionalismo de su país. Curiosamente él desciende una antigua familia de samuráis.


También ha sido acusado de ser un escritor poco japonés, que sus obras se alejan del estilo de Mishima o Kawabata, que ha “occidentalizado el japonés”, con frases largas, complejas y adjetivadas en grado sumo. El mismo ha definido su estilo como realismo grotesco.


Entre sus obras podemos destacar, El grito silencioso, sublime, para mi la mejor de las que le he leído, Cartas a los años de nostalgia, Una cuestión personal, Dinos cómo sobrevivir a nuestra locura o Arrancad las semillas, fusilad a los niños.






1 comentarios:

Amelia dijo...

¡¡¡¡Feliz año, mi querido amigo!!!!

Me encanta esta idea de un blog multiautor por la diversidad que ofrece. Y, desde luego, tus atinadas, precisas y siempre bien argumentadas exposiciones son un lujo.

Porque no sólo hay detrás de ellas un buen lector, sino una "voz crítica" que analiza lo que lee, que busca la magia en las palabras y que se enriquece (y nos enriquece) en esa magia.

Tomo nota de la obra. MI contacto con la literatura japonesa siempre ha sido fructífero, sobre todo si hablamos de Kawabata, que me apasiona. Pero también me atrajo Mishima, o Akutagawa ... tomo nota de tu indicación, y en mi próxima compra de libros (iré a la Fnac de la Coruña seguramente a principios de semana), seguro que cae este libro y otro que ha aconsejado magodeilusiones, ya sabes, en libro de arena)

Un besazo y muchas gracias por tu voz crítica de hoy

Besazos

Amelia