domingo, 11 de octubre de 2009

Maldición gitana

Si hay algún juez en la sala... con la venia:


¡¡¡Pleitos tengas, y los ganes!!!





Esa maldición me dedicó, a voz en grito y con coléricos y soeces gestos de acompañamiento, un gitana que pretendía leerme las líneas de la mano. Venía la mujer acosándome con sus requerimientos durante muchos metros a lo largo de la calle. Con aduladoras expresiones cuya pretensión clara no era otra que ablandar mi negativa a participar en ese tipo de "lectura" poniendo yo el libro, es decir, la mano. Escéptica que soy, sin embargo, opino que en cuestiones del diablo, mejor ni entrar. Y para mí que este tipo de prácticas "lectoras" tienen poco de riguroso y mucho de diabólico. Lo dicho, pues, mejor no "meneallo". Una no puede abstraerse de su origen gallego y, aunque no creo en las "meigas", he de convenir que el conocido dicho sobre ellas no se me hace ajeno porque "haberlas, haylas".


Llegó un punto en el que no pude resistir el acoso al que me sometía -en ello se convirtió el acompañamiento forzoso que me profesaba-, frené en seco la marcha -obligándola a ella a lo propio- y con un rotundo, claro y, deduzco por su reacción, incontestable "HE DICHO NO", dí por terminada la persecución y el desagradable requerimiento.


Quedó la mujer quieta y callada. Y aproveché para acelerar mi paso y evitar cuanto antes su inquisidora insistencia. Y ya casi la había perdido de vista cuando la maldición cayó sobre mí con toda su fuerza:


¡Pleitos tengas y los ganes!...


***


El recuerdo ha venido a mí de la mano de una anécdota que me contaba hace unos días un amigo "leguleyo". Según parece, se le presentó un buen día en su despacho un paisano que "quería ley" para solucionar algún conflicto con su cuñado.

Inquirió el hombre de esta guisa:


- Sr. Abogado, preciso de sus servicios pues quiero ponerle un pleito a mi cuñado.


- Muy bien, pues dígame Vd. cual es el motivo por el que Vd. quiere ponerle un pleito a su cuñado.


El hombre sacó una pequeña libreta y un mordisqueado lápiz del bolsillo de su chaqueta y comenzó a garabatear sobre el papel unas cuantas formas geométricas y varías líneas, mientras iba explicando:


- Esta es mi finca (y trazó un polígono irregular con la forma de la que se supone era la finca) y esta otra (nuevo trazado de otro polígono colindante con el primero) es la de mi cuñado. Y yo quiero ponerle un pleito.


Como quiera que, tras el garabateo, calló el hombre y frenó su mano, mi amigo, tras unos minutos de silencio, preguntó por la causa que motivaba el interés:


- Bien ¿y?. ¿Cuál es el motivo de la desavenencia que motiva la pretensión del litigio?


Siguió el hombre en silencio, mirando atentamente los dibujos realizados instantes antes. El abogado, a la vista de ello, comenzó a preguntar por aquellos detalles que pudieran aportarle la información precisa sobre el tema y que el hombre, de forma espontánea, no parecía muy dispuesto a facilitar.


- ¿Existe servidumbre de paso?


- NO, no... - Contestó el futuro demandante


- ¿Hay algún camino, vereda, sendero que atraviese las fincas?


- NO, no .. nada de eso


- ¿Realiza su cuñado alguna actividad que suponga la invasión de su finca?


- NO, no. ¡Qué va!.


- ¿Tiene problemas con algún tendido eléctrico, traída de aguas o instalaciones de uso común...?


- Hasta la fecha, nunca, no.


???


Durante un buen rato, mi amigo enumeró las mil posibles causas que se le ocurrieron pudieran ser generadoras de querella, ya lo fueran por la propia naturaleza de las fincas supuestamente afectadas como por las actividades que desarrollaban sus ocupantes, sin obtener nada más que las negativas del paisano, que no parecía dispuesto a desvelar motivo alguno para pleitear.

Cuando ya había esgrimido toda cuanta razón se le había ocurrido, y toda vez que aquello no llevaba a buen puerto, inquirió un tanto cansado:


- Pero buen hombre, si a todo me dice que no... Realmente ¿Por qué quiere Vd. ponerle un pleito a su cuñado?


A lo cual, el interpelado, contestó rotundo:


- ¡Ah!, Vd. sabrá, que para eso es el abogado.

2 comentarios:

José Antonio Fernández dijo...

¡Qué mal hombre!. ¿qué le habrá hecho su cuñado?. Yo se lo pondría a su suegra.
Un placer leerte.

Amelia dijo...

Muchas gracias, José Antonio, por pasar

NO importa mucho, parece, lo que hubiera hecho el cuñado, el tema era ¡PLEITEAR!.

Besos.