domingo, 13 de diciembre de 2009

La escalofriante historia de Chaim Rumkowski (extraído de los hundidos y los salvados de Primo Levi).

Recién terminado de releer la Trilogía de Auschwitz, me ha llamado poderosamente la atención la historia de Chaim Rumkowski, convertido por “obra y gracia” de los nazis en un remedo de dictador de república bananera.

A raíz de encontrarse con una moneda que tenía impreso la estrella de David, Primo Levi, reconstruye la singular y terrible historia de este hombre.

En el superpoblado gueto judío de la ciudad polaca de Lódz, actuó con la aquiescencia de sus amos alemanes y a modo de factótum de estos, un gris industrial fracasado Chaim Rumkowski, que a raíz de ser el presidente del consejo judío de dicho gueto, acabó actuando como un vulgar dictador bananero con los suyos “amasijo de sueños megalómanos de vitalidad bárbara” afirma el propio Levi. Obtuvo permiso para acuñar moneda con la que pagar a los esclavizados trabajadores del gueto, hizo diseñar y estampar sellos con su efigie, tenía una carroza arrastrada por un asno esquelético a modo de vehículo oficial para desplazarse por “sus dominios”, hacia darse alabanzas en las paupérrimas escuelas del propio gueto e incluso disponía de corte, eficaz policía o red de espionaje (más bien vulgares delatores).

Bajo la bota de sus amos, adopto las poses de estos y pretendió que sus “súbditos” le amaran, creyéndose en una suerte de “mesías, un salvador de su pueblo”.

“Aunque fuera constantemente despreciado y ridiculizado por los alemanes, es probable que Rumkowski pensase en sí mismo no como en un siervo sino como en un señor”

E incluso en su labor de “protector” de su pueblo, llego a negociar con los nazis para salvaguardar a algunos de ellos, a la vez que reprimía ferozmente cualquier atisbo de oposición.

Su final se presenta oscuro. Tras la caída del frente ruso, el gueto de Lódz es desmantelado y sus exhaustos supervivientes son deportados al temible Auschwitz, nombre que ha quedado para la historia como la antesala del infierno, como la manifestación del horror humano, su embajada en la Tierra. Él mismo parece que corrió la misma suerte que el resto de sus “súbditos”. A este respecto hay dos teorías, la romántica del villano arrepentido que da su vida para salvar a un hermano suyo y la más plausible, que acabo liquidado como el resto de los deportados, sin que le valiera recomendación o privilegio alguno anteriormente disfrutado.

Lo verdaderamente aterrador de la historia, es el por qué, ¿Qué hace a un hombre, en medio de la desgracia y humillación, elevarse en la miseria por encima de los demás y hacer uso de sus más abyectos y ávidos deseos de poder? El propio Primo Levi no deja de asombrarse no dando una certera respuesta a todo este desatino “. . . el síndrome del poder permanente y certero: la visión distorsionada del mundo, la arrogancia dogmática, la necesidad de adulación, el aferrarse convulsivamente al puesto de mando, el desprecio de las leyes”.

Un hombre que creó una corte de marionetas en medio de un reino de mendigos y desheredados, marcados todos con el número de la maldición, la muesca del matadero. . .

La pregunta sin respuesta que formula Primo Levi “¿Cómo nos comportaríamos cada uno de nosotros si fuésemos empujados por la necesidad y, al mismo tiempo, atraídos por la seducción?”

La historia repugnante de los Kapos y los funcionarios de los Lager, que como engranajes de un sistema siniestro forman parte de la explotación, un leve nivel por encima del resto de la multitud al grito de “si no lo hiciese yo, lo haría alguien peor que yo”.

Se hace difícil entender en estos tiempos de pensamientos políticamente correctos y de bienintencionados propósitos, semejantes actuaciones y da mucho que pensar toda esta historia.

Me lleva a preguntarme, ¿acaso no estamos todos hechos de la misma pasta, del mismo vil y perecedero material, que nos impide ser mejores?.

Mi intención no es empezar un debate, pro-judío o anti-judío. La historia me ha llamado profundamente la atención, no porque su autor fuera judío o de otra confesión, sino por lo que cuenta, por el hecho en sí. ¿Cómo podemos ser capaces de encontrar solaz en la desgracia que nos rodea y auto-engañarnos de semejante forma?.

Acaso no fue este un mero superviviente, que obligado por la más absurda barbarie, la demonización sin sentido del individuo., no hizo otra cosa que salir a flote.

No sé qué opinareis, pero a mí me perturban tantas cosas, que no logro dejar de sentir escalofríos.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Bienvenido, estimado compañero, Voz Crítica!

Te inauguras como no cabía esperar menos de ti para quienes ya te conocíamos del foro anterior -¡Cuánto has tardado compañero!-

Muy buena reflexión la que nos dejas, "Por qué".

Naturalmente, si el primo de Levi no tenía la respuesta yo tampoco la tengo. No obstante, supongo que sí y no (a lo de estar herchos, todos, de la misma pasta); con el mismo cemento que se hacen casas se hacen cárceles.

Supongo que desde nuestros confortables sillones alojados en el cómodo progreso y estadio del "bienintencionalísmo", es fácil discernir qué cosa está bien y qué cosa no (Sobre todo cuando la hipótesis nos es remota). Pero entiendo que así es la ley de adaptación de los desamparados ¿Por qué tendrían que tener ciertos valores, ciertos escrúpulos y ciertas atenciones con la estética formal?

Algo parecido ronronea frecuentemente en mi inquietud, pero a la inversa. Resulta que en españa tenemos un amplio repertorio de nuevas tipologías "marginales" manifestadas a partir de los distintos tipos de inmigración ilegal.

Lo lógico es entender que quien se ve obligado al desarraigo de su medio (país, familia, cultura, etc.) por una acuciante situación de superviviencia, no pierda tiempo en sopesar "lo moral" de su forma de supervivencia en el nuevo país (donde la ley resulta batante permisiva y, a lo peor, se le apresa y se le mantiene y se le reinserta, por grave que sea su delito).

Curiosamente, dependiendo del tipo y procedencia de inmigración (hablamos siempre de la ilegal), el comportamiento delictivo, cuando se da, es notablemente diferente sienod más virulento y destructivo en los focos que menos riesgo corrieron y que más cómodamente efectuaron su incursión.

Entonces, yo me hago la misma pregunta invertida ¿Por qué? ¿Por qué los africanos que pagan millonadas que no tienen a las mafias para arriesgar sus vidas en las pateras que les arriven en nuestras costas, transitan pacíficamente vendiendo toda clase de artículos, por supuesto ilegales, y oportunamente protagonizan algún altercado de conflicto de guetos; y sin embargo, los noreuropeos viajan cómodamente en sus automóviles hasta pisar tierra elegida y protagonizan los saqueos domiciliarios más sanguinarios y brutales que haya conocido la criminología de este país? ¿No sería más lógico que los que más arriesgaron tenga menos miedo al resto de consecuencias de muy menor repercusión?

Un hombre se rige por sus propios principios, es la única premisa de fuerza mayor que puede contenerlo o empujarlo; pero ¿quién escribe esos principios tan poderosos y dispares, siendo frutos del mismo árbol?

Lo que es cierto, es que la debilidad humana sólo es visible en la intimidad, en las situaciones extremas y en los necios; pero presente en todos.

Yo no descartaría que en una situación así, la inmensa mayoría de prisioneros esclavizados (precondenados a muerte) hubiese actuado de forma similar, en el pellejo de Levi, por disfrutar una porción de ese nimio simulacro de felicidad.

En fin, que no lo sé y que nos dejas pensando.

Sé Bienvenido de nuevo. Recibe un abrazo,

Segis

Gustavo Pertierra dijo...

Me complace conocerte y compartir esta reflexión.
Obviamente yo tampoco tengo una respuesta válida, tengo solamente mi visión subjetiva de la situación, que creo que se encuentra firmemente influenciada por las situaciones personales que hemos vivido y por el lugar del mundo donde hemos nacido.
Casi en la frontera del maniqueismo, considero que como decía Benedetti en su poema "Ustedes y nosotros" hay dos tipos bien definidos de seres en el mundo "los que estan de aquel lado y los que estamos de este".
Soy argentino de 52 años y he vivido una de las mas feroces y crueles dictaduras que se hayan conocido en la historia de la humanidad, he conocido los más desgarradores testimonios de torturas concebido, que por una cuestión de buen gusto no reproduciré aqui, pero que son inimaginables y puedo afirmar con total seguridad que jamás por una cuestión de supervivencia traspasaría ciertos límites, pués en el casao de tener la mala suerte de sobrevivir en lugar de morir como Auschwitz, me resultaría imposible convivir con mi conciencia, se que el miedo es un conversor poderoso, pero he pasado y he visto pasar por ese miedo a mucha gente que se mantuvo íntegra en la peor de las situaciones, mucha peores que las de morir en Auschwitz. Por supuesto que esta es una visión personalisima y me disculpo si de alguna manera resulta arrogante, no es mi intención. Sucede que vale lo dicho anteriormente, todo depende de las experiencias de vida de cada uno. De todos modos, para ser totalmente honesto con lo que digo, dejo un margen para la reflexión, como dijo el querido amigo Segis.
Ha sido un gusto leer tu entrada y espero volver a hacerlo
Un cordial abrazo

Gustavo Pertierra dijo...

Perdón, me olvidé algo...

No puedo explicar porque razon, pero estoy convencido que no estamos hecho todos "de la misma madera" basta con ver los disitintos seres que deambulan por el mundo, unos cometiendo atrocidades y otros tratando de remediarlas o prevenirlas. Solo eso.

Amelia dijo...

Mi querido amigo, bienvenido. Es una satisfacción contar contigo en el blog. Y los es por dos motivos. La primera, cualquiera que lo esté leyendo lo apreciará, por la calidad de tus letras y la segunda, esa la atestiguo yo, por la calidad personal de quién nos las trae.

Pero ya está bien de halagos, que luego te los crees, jejeje.

Dejado el chascarillo, y dada la bienvenida, me pongo con el texto.

He conocido de tu mano la obra de Primo Levi y, aunque sabes que la literatura concentracionaria no es mi fuerte, sobre todo porque no consigo terminar un libro sin que las lágrimas hagan acto de presencia, no puedo menos que darte las gracias pues ha sido todo un descubrimiento este autor.

"¿Por qué el dolor de cada día se traduce en nuestros sueños en la escena repetida de la narración que nadie escucha? "... Él, que había vivido el horror de primera mano, superviviente en el mismo infierno de Auschwitz, nos ha acercado esa escena repetida de su dolor y ha conseguido nuestra atención rendida.

En cuanto al tema específico de los Kapos y de esa actitud que, desgraciadamente, se da con más frecuencia de la pensada, y no sólo en situaciones límite como la que presenta Primo Levi, ¿qué podría decir?. Está claro que la naturaleza humana es sorprendente. Todos conocemos casos, menos sangrantes, evidentemente, de personas a las que suponíamos "buenas" y, sin saber por qué mecanismos, de pronto, muestran el rostro de la iniquidad y descubrimos en ellos auténticos monstruos.

Si en tiempo de bonanza el ser humano muestra tantas veces la cara odiosa de la perversión, cuanto más cuando las circunstancias son detonante de odios que alimentan odios. Si se mercadea con la vida cuando llueven rosas, ¿qué no se mercadeará cuando lo que llueven son piedras?.

No sé si el hombre es implícitamente bueno o malo, si la maldad es carencia de bondad o si es a la inversa, no sé los mecanismos extraños que le llevan a acometer las mayores atrocidades y a la vez, los más admirables altruísmos. Pero está claro que todo ello está ahí, latiendo en silencio, en la propia naturaleza de la especie. La maldad sólo necesita un ligero toque para despertar y, demasiadas veces, hacerlo de forma tan absolutamente devastadora.

Supongo que el miedo, mezclado con la vertigionosa sensación de poder y control, andan detrás de esos abyectos comportamientos. Pero no sólo eso, yo creo que alguna conducta patólógica producto de alguna disfunción mental, aunque, desgraciadamente, muy presente en la especie, es la culpable de actitudes tales. Qué en el dolor ajeno se halla placer es algo manifiesto. Desde que el mundo es mundo, Caín satisfizo su necesidad de dolor en Abel. La historia de la humanidad no es más que la historia de sus crímenes y de sus iniquidades. Y la historia del placer anda siempre de la mano del dolor. Pero los límites alcanzados en épocas de conflicto son más que preocupantes. Pertenecemos a la misma especie que asesina tras la tortura más cruel y degradante a sus congéneres y que, además, obtiene placer en ello. El dolor ajeno confiere poder a quién lo suministra. El victimario tiene control sobre la víctima. Lo extraño es que, como en el caso de los Kapos, las posibles víctimas se puedan volver victimarios contra los suyos ¿Espíritu de supervivencia o mera iniquidad de la especie?.

Líbrenos la vida de tener que vernos en las circunstancias, porque la historia se muestra terca en enseñarnos que "torres más altas han caído"...

He terminado de leer, hace nada, "y esto es un hombre", y mi intención, cuando termine con una obra de Vila Matas que tengo entre manos, es ponerme ahora con la trilogía que cuentas. Espero que mi corazón y mi estómago, lo resistan. Ya te contaré.

Muchas gracias, mi querido amigo, por atender a mi invitación y estar entre nosotros. Es un lujo tenerte y poder seguir tus muy acertados comentarios.

Un besiño enorme.

Anónimo dijo...

Primero pedir disculpas por tardar en contestar, pero a veces, uno no es totalmente dueño de su tiempo.
A Segis.
Muchas gracias

El ser humano tiene una capacidad subrepticia de no darse por aludido, vamos, en castizo de escaquearse, cuando piensa que la historia no va con él (Aquel famoso escrito, creo que de Brecht, “primero fueron contra los comunistas, pero yo no era comunista, etc. Vendría a ilustrar la miopía que se gasta el “rey de la creación”)
Abotagado y sedado nuestro cerebro para no tener que pensar. Pero no me quiero ir por los cerros de Aras de los Olmos y divagar demasiado. Estamos hechos de la misma materia, pero los condicionantes externos nos determinan muchas veces a ser más o menos ”normal”.
Pero el tema es pensar cómo reaccionaríamos cada uno de nosotros si nos viéramos en semejante tesitura. Prefiero dejar la respuesta sin contestar o como decía Bob Dylan “the answer my friend is blowing in the wind. . .”
En cuanto al temas que planteas. Como no creyente en la bondad humana, no creo en concepciones maniqueas de unos buenos y otros malos. Creo que todos (nacionales y extranjeros) somos igual de malos. No sé si me explico.
Ambos vienen de sociedades desestructuradas, pero la diferencia fundamental, quizá sea que unos han recorridos miles de millas hacia este fatuo y presunto paraíso, cruzando traicioneras aguas y al llegar (y darse de bruces con la realidad) han decidido optar por la piel de cordero para poder subsistir o que huyen de tantas guerras casi tribales que ya están hartos de tanta violencia sin sentido. Por que no olvidemos que emigra el más fuerte, el mejor preparado y quizá el más inteligente y como tiene detrás una familia, con el concepto africano de que es una familia, buscará otros medios para sobrevivir.
De la otra tipología. Habría mucho que hablar. Vienen de sociedades militarizadas, de países que se rigieron bajo la egida del comunismo, que creo a un ser humano cercano al tempano de hielo, despersonalizado, brutal y con un objetivo absolutamente materialista, el humanismo no cabía en el hombre nuevo de las aulas de los Hoxha, Ceacuescu, Tito, Dimotrov o Stalin.
Y no nos olvidemos que muchos de ellos pertenecieron a grupos paramilitares (como el UCK), no nos olvidemos.
Eso unido a la permisividad de este lado de los pirineos y la aquiescencia de muchos, tenemos un bonito coctel, a punto de estallarnos.
No quiero ponerme excesivamente profundo y melancolico por la mañana.
Gracias por la bienvenida.
Saludos

Anónimo dijo...

A Gustavo:
Me aterra pensar en como me comportaría yo al verme en una situación parecida. Me provoca demasiada zozobra.
Realmente muchas veces es simplemente a que lado de la frontera hayamos caído, pues el prisma cambia mucho según el momento y el lugar. El problema es que algunos, que mueven hilos muy poderosos, no quieren que nos juntemos en nuestras trincheras y olvidemos nuestras absurdas rencillas. Confraternizar con el enemigo, creo que le llamaban.
Personalmente y tras años de haber leído multitud de literatura concentracionaria, aun no logro discernir el porque de aquello, ni de cómo en la “culta” y “civilizada” Europa, pudo suceder semejante atrocidad. Quizá sea como decía el autor de las Benevolas, Jonathan Littell “la cultura no nos protege de la barbarie. Los nazis son la prueba”. Posiblemente toda una lección moral para los, habitualmente, estirados europeos.
Sobre la dictadura que te toco sufrir, recuerdo una película “la noche de los lápices” creo que se titulaba, y la recuerdo con inquietud, con desazón y pena. Horrible la brutalidad sin sentido por absolutas nimiedades.
Eso y los paseos en avión hacia las fosas atlánticas. ¿Realmente es que el ser humano necesita del sufrimiento del semejante para sentirse realizado? ¿Alimento para nuestra miseria y mediocridad? Dejo esas preguntas al aire.
Yo si creo que estamos hechos de la misma pasta, pues todos surgimos de la misma célula primigenia o, si eres creyente, de la misma arcilla moldeada por un ser superior, allá en el jardín del Eden, hace eones. Pero algunos tomas caminos diferentes y aunque se nos ha provisto de inteligencia, lamentablemente algunos se empecinan en no usarla.
Un gusto conocerte. Saludos

Anónimo dijo...

A psique
Gracias querida amiga. Como siempre sobrevalorándome. Poco puedo enseñar, pues poco sé y mucho desconozco. Ya sabes que soy un vulgar juntaletras, que no tiene estudios y lo puede demostrar.
La bestia del averno que inunda las páginas de la literatura concentracionara, se hace difícil muchas veces de aguantar y Primo Levi lo hace con una habilidad que te hace sentir incomodo y aunque uno no tuvo parte ni concierto en aquello no puedes dejar de sentir vergüenza por lo que hicieron nuestros semejantes.
La frase manida de que el poder corrompe, posiblemente sea cierta. Sino cuantos dictadorzuelos que han poblado este mundo, y a fe mía que tenemos una buena caterva donde elegir, estaban completamente confiados en que hacían lo correcto y que eran amagos por su pueblo, aunque ellos mismos organizaran fraudes clamorosos, sin ir más lejos tenemos uno en una excolonia española, situada un tanto al sur de aquí.
Y obviamente cómplices voluntarios por unas prebendas siempre vamos a encontrar. Medrar es un deporte universal.
Y, llevando el tema a quizá unos extremos cotidianos, cuantas victimas y cuantos verdugos vemos a diario, ¿Cuánto mediocre disfrutando con la humillación de otro? Viendo a la gente como funciona normalmente no me extraña que existieran los Kapos y sus amos.
Los judíos tienen una palabra que usan para muchos términos y que creo que podía ser aplicada a mucha gente, marzer creo que es, vendría a determinar algo así como bastardo. Pido perdón si la cita es errónea. Que mi memoria ya no es la que fue.
Un besote grande, grande.

Anónimo dijo...

Un error, es Dimitrov no Domotrov, estos viejos dedos no dan para mucho.

I'm sorry

Gustavo Pertierra dijo...

Quisera hacer algunas aclaraciones a lo escrito por mi en el anterior
comentario y hacer una acotación a "La voz crítica"

Cuando digo que no estamos hechos de la misma madera, obiamente es una cuestión metafórica que pretende exaltar el desvío genético que algunos individuos sufren en la esencia misma de su ADN, desde luego que a la luz de la ciencia todos partimos de una misma célula primordial, solo que no veo que a la luz de la ética, no me parece que el punto de partida se un denominador común. En fin parece ser que se torna una discusión muy delgada y bizantina.

El otro punto era sobre tu mención a la película "la noche de los lápices", una de las tantas tragedias de aquella época (conozco peores), la brutalidad utilizada no era por meras nimiedades, al menos es lo que suponian los autores intelectuales de semejantes aberraciones, ya que veian detrás de cualquier mínimo reclamo una conspiración subversiva que ellos pretendía aniquilar hasta las últimas consecuencias, para de ese modo imponer un modelo económico regresivo y socialmente injusto, en fin, da mucha tela para cortar, la cuestión era simplemente arrasar todo tipo de posibilidad de germen que desestabilizara los planes de quienes llevaban adelante una de las masacres mas cruentas de la historia.
Disculpa este agregado, pero quería que quede en claro , que esos chicos no murieron , por solo reclamar un boleto estudiantil, murieron porque detras de ese boleto las garras de los genocidas, veian en esos reclamos "una lucha de clases".
Para terminar, aqui se quemaron libros en las calles, por mencionar alguno conocido estaba prohibido : "El principito" por considerarselo subversivo, obviamente todos los libros de Neruda, Gellman, Galeano, etc etc. hasta los discos donde se escucharan las guitarras que acompañaban a Gardel, por considerlas de mala calidad y un desprestigio para la "patria".
Reitero mis disculpas , por salirme del tema, pero es una cuestión que me supera.
Un abrazo cordial

Anónimo dijo...

Las estupideces en que se puede llegar a basar un ser humano para asesinar a otro, si son nimiedades. A eso me refiero con dicha palabra. En las dictaduras, cualquier línea que se separe un milímetro de lo trazado por ellos es subversivo y peligroso. Recordemos por que cosas enviaba al paredón Stalin o lo condenaba a morir de hambre (pensemos en el holodomor que se llevo por delante a siete millones de personas). O Saloth Sar, más conocido como Pol Pot, que mandaba matar a todo el que llevaba gafas, por sospechoso de intelectual. Todo por estupideces. A eso me refiero. No que la muerte sea una nimiedad.
Por mi edad, nací en 1971, Franco me queda, afortunadamente, muy lejos. Pero recuerdo lo que me contaban mis padres y mi abuela de los años oscuros de la postguerra, del miedo, del oscurantismo y del hambre. O una carta que guardo como oro en paño, de un hermano de mi abuela, en donde lo que no pone, dice más que lo que escribe. La escribió desde un campo de prisioneros. Su pecado fuer el caer en el lado perdedor.
Quemar libros, para mí que soy un apasionado de ellos, me parece el más abyecto de los pecados. ¿Un libro subversivo? Ojalá la gente leyera más y aprendiera a usar su cerebro a través de estos. ¿Qué cosa mala encontrarían en el principito?
Cuando alguien dice la palabra patria, me pongo a temblar. Se hace un uso demasiado bastardeado de ella.
Por cierto, una de mis aficione es el Imperio Bizantino. Espero no caer en sus vicios.
Un fuerte abrazo