jueves, 17 de diciembre de 2009

El vagabundo



De tanto andar sin rumbo definido
lleva una piedra aguda en el zapato,
que lo lleva a vagar con el recato
de quien siente el destino mal parido,

de quien sabe que tuvo y ha perdido
un sueño, una pasión... un arrebato,
disuelto como un pérfido contrato
a causa del azar y del olvido,

dejando en el terreno del camino
la huella de quien fuese un ser urbano,
y ahora es un errante peregrino

que dentro de la palma de su mano,
marcado lleva a fuego y desatino
el sello inevitable del desgano.

4 comentarios:

José Antonio Fernández dijo...

Un soneto que destila melancolía pura, firma habitual tuya, que mezclada con la melancolía propia de la Navidad, pues voy de suspiro en suspiro.
Como siempre me ha encantado. Sólo decirte que el 2º verso del 1º terceto noto acento en la 6º, 7º y 8ª. Igual estoy equivocado, sabes que lo mío no es la métrica, pero para eso estamos, para comentar y yo para ir aprendiendo y como hay confianza, a veces la confianza mata, te dejo mi opción:
la huella de quien fue cabal, mundano
es, andrajoso, errante peregrino

No me hagas mucho caso, es una posible variante y aunque la música de los sonetos me gusta, desafino mucho.
Un fuerte abrazo, ya mezclado con aires navideños.

Gustavo Pertierra dijo...

Muy agradecido como siempre por tu amable honestidad, sabes que siempre estoy bien dispuesto a escuchar sugerencias, en este caso las he desechado en parte, pero tenido en cuenta la indicación y he hecho uno retoques en el verso 10 que le da mejor sonoridad, el verso 11 , tiene sus acentos en 2,6,10 como debe ser, el que tu me propones ("es, andrajoso, errante peregrino") tiene sus acento en 4, 6 y 10, por tal motivo no los utilizo , porque no mejoran la acentuación, sin embargo tienen gran estética ambos (tus 2 versos), tal vez lo de andrajoso, no me gusta tanto, pués prefiero imaginar algo de hidalguía aún en su aspecto.
De todos modos ha sido muy útil tu observación, pues me ha permitido ese pequeño giro, que me deja mas satisfecho, ya que estaba empeñado en usar la palábra huella (reemplaza a pisada) y no le encontraba la métrica.
Un afectuoso abrazo, querido amigo

Amelia dijo...

Interesante propuesta la que nos dejas y bello soneto

En el fondo, esa melancolía del caminante no nos es ajena. Quién no se ha sentido así alguna vez, cuando uno no sabe a dónde le conducen sus piés y vaga sin más rumbo ni destino, sin más horizonte que el propio camino, deseando, tal vez, que sea el azar el que le lleve a una buena meta. Y en el hastío del camino, nos cunde la desesperanza y la desidia.

Un beso

PSIQUE

Gustavo Pertierra dijo...

Gracias Psique, por leer y comentar. Tu reflexión ha dado en el clavo de la esencia de lo que pretendia transmitir, ese vagabundo que todos algunas vez dejamos salir al exterior, pero tu lo has dicho todo y muy bien, gracias por tu interpretación
Un beso